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Capítulo 2 Aclaraciones de Textos Bíblicos

1. Aunque a esto alguien va a decir aquí: “Consta que es correcto que tan sólo mediante una verdadera lectura se puede cosechar el verdadero fruto de una lectura. Pero si a alguno le está dado tanto material, entonces por la cosa de la actividad también lo puede poner aparte, y de esto sólo leer tanto como está convencido de poder incluirlo en la actividad.

2. ¡Reflexiónese tan sólo sobre la enorme cantidad de lo que está ofrecido en la Sagrada Escritura en el Antiguo y el Nuevo Testamento, y junto a esto, la enorme cantidad de libros verdaderamente exegético—espirituales! ¡De modo que si todo esto se leyera conforme el grado de la actividad, realmente así, durante toda la vida, a lo sumo se llegaría a terminar con algunos pocos capítulos!”.

3. Pero Yo digo: Pues mirando el asunto desde este punto de vista, por supuesto, el que refuta tiene razón. Porque si sólo se quiere leer tanto —y no más— de lo que uno está más o menos convencido de realmente poder realizarlo, entonces, por supuesto, incluso también algunos pocos capítulos ya serían demasiado. Pero observando este asunto desde otro punto de vista, entonces el material reservado nunca será abundante, con lo que el lector inmediatamente puede transformar lo leído en realidad.

4. Porque también se podría decir, por ejemplo: Si cualquier campesino posee un gran campo de buena calidad que le produce una cosecha céntupla, ¿por qué no siembra todo este campo? Pues un décimo de este campo ya produce tanto como el agricultor necesita para sí mismo.

5. Pero Yo pregunto: Si este campesino siembra todo el campo con un buen trigo, y este campo le produce una cosecha céntupla donde la décima parte le basta para su propio sustento, ¿acaso las nueve décimas superfluas le resultarían en un detrimento? ¡Oh, seguro que no! Porque la mitad de la abundancia la puede repartir entre necesitados, los que le serán bien agradecidos; y la otra mitad de la abundancia la puede llevar al mercado. Y como se trata de cereales muy buenos encontrará muchos compradores que le pagarán precios ventajosos. De modo que con el dinero ganado puede llevar una buena economía doméstica y llegar a ser un campesino rico y de buena presencia.

6. ¡Ved, de este ejemplo se desprende claramente que si alguien en su interior tiene un buen campo, y para esto también una buena semilla en gran cantidad, entonces, que no sea mezquino en la siembra! ¡Porque el que siembra abundantemente, él también cosechará abundantemente; pero el que siembra mezquinamente, también tendrá una cosecha pobre! ¿Y qué hace falta para que la cosecha resulte buena? Una vez que tan sólo el suelo esté bien cultivado, entonces podéis sembrar en él tanto del buen grano como queráis, y aun así no habrá grano que se estropee en el buen suelo, sino cada tallo crecerá abundantemente.

7. Lo mismo pasa en este asunto — donde la lectura se refiere a la siembra espiritual de la Palabra.

8. Para la elaboración del campo espiritual, el ser humano no necesita más que los dos Mandamientos del Amor; con estos cultiva fácilmente su suelo espiritual. Una vez que este esté cultivado, cada uno puede sembrar en él como pueda o como quiera. O él puede leer tanto de lo bueno obtenido en su interior como ha podido hacerlo convenientemente — toda la Sagrada Escritura y todas las explicaciones referentes a esta—, y de todo esto no elegirá algo que no le garantice una cosecha abundante.

9. Pues la diferencia entre una lectura estéril y una que es fructífera consiste en:

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