Capítulo 1 | Obispo Martín |
12. Repitió la petición algo más alto y esperó de nuevo, pero en balde. Nadie se presentó. 13. La tercera vez la súplica fue aún más fuerte, pero, como antes, también sin éxito. 14. Martín empezó a inquietarse profundamente y, como su situación se volvía cada vez más desesperada, se lamentó: «Ay, ¡válgame Dios! (estas palabras no eran sino una muletilla que siempre solía pronunciar) ¿Qué es esto? He llamado ya tres veces y todavía en vano... |
Capítulo 1 | Vista móvil Aviso legal |