5. Colocaban a sus enfermos al sol, destapando aquellas partes del cuerpo en las cuales el enfermo sentía algún tipo de debilidad, malestar o dolor y en poco tiempo el enfermo notaba mejora. 6. Si el enfermo padecía del estómago, entonces, después de haber sido expuesta dicha parte al sol, tenía que beber agua pura de una fuente, que a la vez había estado expuesta al sol y pronto se empezaba a sentir mejor. 7. De todas maneras los primeros habitantes de la tierra no bebían agua que no hubiera estado expuesta al sol durante un plazo de tiempo mínimo, de acuerdo a la posibilidad. 8. Fuentes profundas y cubiertas les eran desconocidas, y de un manantial donde la luz solar no tenía posibilidad de entrar, nadie bebía agua, pues también ellos sabían y también veían bien que en tal agua se encontraban seres, a veces incluso malignos. No tomaban de estas aguas hasta que estos seres eran ahuyentados por la luz solar.
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