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Capítulo 1 El Gobierno de Dios, Libro 1

Una advertencia del Padre celestial a sus hijos

7. A aquel cuyos ojos físicos son ciegos, todavía le queda la visión del espíritu; pero aquel que se ha vuelto ciego en el espíritu seguirá siendo ciego eternamente.

8. A los jugadores diles que ante todo se están jugando la Vida y a la vez todo lo que les estaba dado para fomentarla. Porque el juego es un pozo lleno de inmundicias dañinas, mientras que los jugadores se imaginan que es una fuente de oro. Por esto hozan continuamente en él, intoxicándose con el aire pestífero que respiran, y en vez del oro imaginado sólo encuentran la eterna muerte espiritual.

9. Los que poseen la Escritura y no la leen son como unos sedientos al lado de un pozo de agua muy pura, que no quieren beber porque en el sentido espiritual son unos hidrófobos, o es por una pereza innata; porque prefieren que ciertos siervos indiferentes les traigan el caldo asqueroso del charco más cercano, aunque este finalmente causará la muerte de todos ellos.

10. A los fornicadores diles: El que se entrega a los vicios de la carne, esta pronto se volverá alimento para los gusanos; porque únicamente aquel que anda en el espíritu llegará a la Luz que es la fuente primaria de la Vida, y este patrimonio durará eternamente y prosperará.

11. A los ataviados diles en serio que ante su juez se encuentran desnudos. Su esplendor se desvanecerá como la espuma y su despotismo se transformará en una esclavitud más humillante, y tendrán que pasar eternamente vergüenza por su insensatez. ¿Acaso no es un insensato todo aquel que se pone a dorar un montón de excrementos, mientras que unta las joyas en el lodo más asqueroso? ¡Ay de esos insensatos de los cuales rebosa el mundo! A la Luz la toman por oscuridad y a las tinieblas las toman por luz...

12. En el levante ya figura la estrella que atravesará la constelación del Orión, y el fuego del Can mayor los devorará a todos. Y, desde el cielo, Yo lanzaré estrellas en gran cantidad a la Tierra, para que todos los malhechores perezcan y para que mi Luz luzca por toda parte.

13. Yo, Jehová, Dios de eternidad, el Verdadero y Leal... que esto os sirva de última advertencia... Amén.

14. Tú, que copiaste esto de mala manera, sé consciente de que esta advertencia se dirige principalmente a ti, pero en segundo lugar se dirige también a todos los demás...

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