Capítulo 1 | El Gobierno de Dios, Libro 1 |
Una advertencia del Padre celestial a sus hijos 9. Los que poseen la Escritura y no la leen son como unos sedientos al lado de un pozo de agua muy pura, que no quieren beber porque en el sentido espiritual son unos hidrófobos, o es por una pereza innata; porque prefieren que ciertos siervos indiferentes les traigan el caldo asqueroso del charco más cercano, aunque este finalmente causará la muerte de todos ellos. 10. A los fornicadores diles: El que se entrega a los vicios de la carne, esta pronto se volverá alimento para los gusanos; porque únicamente aquel que anda en el espíritu llegará a la Luz que es la fuente primaria de la Vida, y este patrimonio durará eternamente y prosperará. 11. A los ataviados diles en serio que ante su juez se encuentran desnudos. Su esplendor se desvanecerá como la espuma y su despotismo se transformará en una esclavitud más humillante, y tendrán que pasar eternamente vergüenza por su insensatez. ¿Acaso no es un insensato todo aquel que se pone a dorar un montón de excrementos, mientras que unta las joyas en el lodo más asqueroso? ¡Ay de esos insensatos de los cuales rebosa el mundo! A la Luz la toman por oscuridad y a las tinieblas las toman por luz... 12. En el levante ya figura la estrella que atravesará la constelación del Orión, y el fuego del Can mayor los devorará a todos. Y, desde el cielo, Yo lanzaré estrellas en gran cantidad a la Tierra, para que todos los malhechores perezcan y para que mi Luz luzca por toda parte. 13. Yo, Jehová, Dios de eternidad, el Verdadero y Leal... que esto os sirva de última advertencia... Amén. 14. Tú, que copiaste esto de mala manera, sé consciente de que esta advertencia se dirige principalmente a ti, pero en segundo lugar se dirige también a todos los demás... |
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