Capítulo 14 | El Gobierno de Dios, Libro 1 |
7. Y ve, fortificado en todo su ser, Abel se levantó de la tierra y, como señal de su verdadera libertad, flotó en el aire y cumplió con las órdenes. 8. Enseguida nuevas fuerzas vitales penetraron en los que estaban durmiendo, con lo que todos inmediatamente se despertaron y enderezaron. Admirados sobremanera por semejante transformación del desierto, miraron a todos lados; e iban a gritar de entusiasmo, cuando Adán se levantó y los detuvo: |
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