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Capítulo 3 El Gobierno de Dios, Libro 1

5. Y de nuevo me preguntas cómo es esto posible... Te digo que así es, porque todas mis criaturas están sujetas a mi Poder, mientras que mis hijos están sujetos a mi Amor... Mi Poder ordena y sanciona, pero mi Amor no hace sino desear e incitar a los hijos libres con toda dulzura; pero los hijos libres se tapan los oídos y no quieren ver el semblante de su Padre. Si ellos que son tan libres como Yo no quieren, entonces no les puedo ayudar... Mi Poder está sobre todo; pero mi Voluntad está sumisa a mis hijos. Que cada uno sea consciente: Yo soy vuestro Padre, pero también soy vuestro Dios y fuera de Mí no hay otro... ¿Cómo me queréis, como Padre o como Dios? Vuestros hechos me darán la respuesta decisiva...

6. Por esto recordad: El Amor no mora sino en el Padre y se llama el Hijo. El que desprecia al Amor recae a la poderosa Divinidad y perderá su libertad para siempre, con lo que le tocará la muerte eterna; porque la Divinidad reside también en el infierno, pero el Padre mora únicamente en el Cielo... Dios juzga todo conforme a su Poder; pero la Gracia y la Vida eterna residen únicamente en el Padre y se llaman el Hijo. La Divinidad mata todo; pero el Hijo o el Amor en Mí tiene Vida, da Vida y vivifica...

7. Todo esto dice el buen Hospedero y Padre prudente a todos sus hijos para que se mejoren, para que un buen día puedan tomar posesión de la herencia que Yo desde la eternidad les he preparado y guardado tan fielmente.

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