Entonces, ¿qué era esa Luz, ese Pensamiento grandioso, esa Idea santa y básica de toda existencia substancial futura, totalmente autónoma? Sólo podía ser Dios mismo, porque en Dios, por medio de Dios y surgiendo de Dios sólo podía ser Él mismo en su Ente eternamente perfecto. Por tanto, se puede formular el texto así: – El Gran Evangelio de Juan, Libro 1, Capítulo 1, Párrafo 7
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