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Capítulo 23 El Gran Evangelio de Juan, Libro 1

Acción del Señor en Judea. El bautismo de agua y de fuego. La enseñanza del amor. Algo que realmente hace falta. Discusión de los discípulos sobre el verdadero bautismo. «¿Lo eres Tú?». La respuesta del Señor (Juan 3:22—26)

(Juan 3:22) Después de esto vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estaba allí con ellos, y bautizaba.

1. Cuando era ya de día, nos pusimos en camino hacia Judea. Era fácil atravesar Judea en unos pocos días.

2. ¿Qué hacía allí? El versículo ya lo dice: Estuve con mis discípulos, que en Jerusalén aumentaron en número, y bautizaba.

3. A todos aquellos que aceptaron mi Doctrina con plena fe, los bautizaba a la vista con agua y en secreto con el Espíritu eterno de mi Amor y Sabiduría, preparándoles de esta manera el camino para que pudieran volverse hijos de Dios. Mis acciones fueron anotadas, en parte, por los otros tres evangelistas, por lo que no hace falta repetirlas aquí. Principalmente llamé la atención sobre los defectos graves de judíos y fariseos, y alabé el amor a Dios y al prójimo.

4. Yo señalaba a los pecadores sus inclinaciones, les aconsejaba hacer penitencia, previniéndolos contra el peligro de una recaída en la doctrina de los fariseos y, como se trataba de un período bastante materialista, hice muchos milagros para sostener mi Doctrina. Y aumentó el número de mis discípulos.

(Juan 3:23) Y bautizaba también Juan en Ainón, cerca de Salim, donde había mucha agua, y venían, y eran bautizados,

(Juan 3:24) pues Juan no había sido puesto aún en la cárcel.

5. En este viaje por Judea pasé cerca del pequeño desierto de Ainón donde Juan bautizaba, encontrando allí las aguas necesarias, porque cerca de Betsaida el Jordán quedaba casi seco. Por esta razón Juan había cambiado el lugar de su acción. Pronunciaba allá sermones severos para que hicieran penitencia y bautizaba a todos aquellos que habían aceptado su doctrina.

6. Entre aquellos que habían ya aceptado mi Doctrina, muchos no estaban bautizados por Juan y me preguntaron si era necesaria esta ceremonia antes de aceptar mi Doctrina. Yo les expliqué: «Solamente una cosa es imprescindible: actuar de acuerdo con mi Doctrina. Quien, entre tanto, desee sujetarse a esta purificación, mientras Juan pueda aún libremente actuar, tendrá sus beneficios». Con estas palabras, muchos se fueron a Juan para que los bautizara.

(Juan 3:25) Y hubo una discusión entre los discípulos de Juan y los judíos (que venían de Mí) acerca de la purificación.

7. Entre tanto, los discípulos de Juan no comprendían cómo Yo también bautizaba con agua, ya que habían oído su testimonio de que Yo no bautizaría con agua sino con el Espíritu santo. Muchos judíos que ya eran discípulos míos, afirmaban que mi bautismo era el único verdadero porque, además de bautizar con agua como Juan, al mismo tiempo bautizaba con el Agua del Espíritu divino, abriendo así a los bautizados la posibilidad de volverse hijos de Dios.

(Juan 3:26) Y vinieron a Juan y le dijeron: «Rabí, Aquel que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio (de que iba a bautizar con el Espíritu Santo), está ahora bautizando (con agua) y todos van a Él».

8. Los discípulos de Juan le dijeron: «Mira, maestro, aquel mismo hombre que estaba contigo al otro lado del Jordán y de quien diste testimonio que iba a bautizar con el Espíritu santo, está ahora cerca de aquí y bautiza con agua, ¡igual que tú! ¿Cómo debemos entender esto? ¿Será Él realmente Aquél de quien diste testimonio?».

9. Juan les respondió: «Id y preguntadle: “¿Eres Tú Aquél que debe venir o debemos esperar a otro?”. Prestad bien atención y después me decís su respuesta. Luego os daré una explicación completa».

10. En seguida algunos discípulos de Juan vinieron a preguntarme lo que Juan les dijo. Les di la respuesta bien conocida: Que volvieran a Juan para decirle lo que vieron, es decir; los ciegos vuelven a ver, los cojos andan, los sordos oyen y los pobres reciben el Evangelio del Reino de Dios. Y añadí que será feliz todo aquel que no se canse de Mí. Con estas noticias los discípulos volvieron a Juan y le transmitieron todo lo que habían visto y oído.

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