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Capítulo 174 El Gran Evangelio de Juan, Libro 3

El Sol natural

5. Por lo tanto, los habitantes del Sol no conocen la noche; sin embargo, debido al aire sumamente claro que circunda al Sol hasta una altura de 1.200 horas desde el suelo firme del Sol, en su día eterno los habitantes del Sol pueden ver bastante bien las estrellas, los planetas y nuestra Tierra que giran alrededor del Sol. Verdad es que este aire hacia el interior se nubla de vez en cuando con muchas nubes densas, pero otras veces hay regiones absolutamente serenas y sin nubes, desde donde se puede observar bastante bien los mundos exteriores, mucho mejor que desde cualquier otro planeta.

6. También el Sol gira alrededor de su propio eje, pero no en 24 horas como nuestra Tierra, sino en 29 días. De modo que en este plazo los habitantes solares pueden ver todo el cielo estrellado, principalmente los habitantes de la región del cinturón central. A mi parecer los habitantes de esta región son los hombres más sabios y bellos. Los habitantes de los otros cinturones se parecen más o menos a los de los diversos otros planetas.

7. Sin embargo, en lo que concierne a la constitución interior de este inmenso globo solar, tengo la impresión de que más cuerpos solares están metidos unos dentro de otros como bolas huecas. Estos pueden hallarse separados a distancias de 2, 3 y hasta 4.000 horas, lo que no ha de ser entendido como cosa constante, porque los cuerpos solares interiores muchas veces se extienden y otras se contraen para volver a su estado normal. Los espacios entre ellos están llenos de agua o de diversas clases de aire.

8. No sé por qué esto es así; sólo lo sabe el Señor y Maestro de la infinitud que está sentado a mi lado. Si quieres saber más, tendrás que dirigirte a Él».

9. «Te agradezco mucho, mi queridísima niña», dijo Cornelio, «la información que me has dado y que puedo aceptar completamente con mi entendimiento, puesto que no veo nada que se contradiga. Pero, ¿a cuánta distancia debe de estar el Sol de nuestra Tierra para que nos parezca tan pequeño aun siendo un mundo tan gigantesco?».

10. «Para esto, en la Tierra, actualmente no existe una medida exacta», respondió Yara. «Los egipcios tuvieron una medida y los descendientes en Europa encontrarán más tarde otra. Sin embargo, te puedo decir que una flecha que se lanzara con fuerza desde la Tierra hacia el Sol, tardaría en llegar unos veinte años terrestres.

11. Lo puedes calcular tú mismo: Mide el tiempo que necesita una flecha para llegar a una distancia de mil pasos de un varón y verás que, aun disparada con toda velocidad, la flecha necesitará dos momentos para cruzar los mil pasos. Ahí hay que tener en cuenta que una hora comprende 1800 de estos momentos, y que un día tiene 24 horas, que un año tiene 365 días, y que el vuelo de la flecha costaría unos veinte años. Teniendo estas cifras, puedes calcular fácilmente la distancia que hay entre el Sol y la Tierra. También puedes figurarte 40 veces 1.000 veces 1.000 horas de un camino rural y tendrás la distancia bastante exacta».

12. Cornelio sumamente asombrado: «Nunca me habría imaginado que esta muchacha pudiera calcular con la cabeza estas enormes cifras como nosotros calculamos los pequeños números con los dedos. Ella sobrepasa en mucho a Euclides, el matemático más grande. Señor, dime si he de aceptar todo esto como verdadero. Por lo menos a mí me parece que ha dado en el clavo».

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