Pero vosotros, padres, no hagáis amargos los ánimos de vuestros hijos a través de palabras duras y maltratos, para que ellos no se vuelvan tímidos ante vosotros y se conviertan en serviles cobardes e hipócritas; porque a través del amor podéis convertir en tierno a un rebelde manifiesto, ¡pero un hipócrita y adulador es incorregible! – Carta a Laodicea, Capítulo 3, Párrafo 31
|