Capítulo 3 | Carta a Laodicea |
6. Oh, mirad, ¡cuánto os ha engañado un apóstol de Satanás! Acaso no fue Cristo —en Quien vive la plenitud de la Divinidad— sentenciado a muerte en el Templo? ¿Acaso no profetizó Él Mismo con anticipación sobre su completa destrucción? 7. ¿Cómo pues Él pudiera tener ahora complacencia en lo que ha advertido mucho a sus discípulos y, en el espíritu, también a mí diciendo: “¡Cuidaos de la levadura de los fariseos y los sumos sacerdotes!”? — ¡¿Y ahora queréis reconstruir la antigua casa de juicio, que ante Dios es un horror, para que sea una morada del Señor y para que en ella queráis matarle múltiples veces?! 8. ¡¿Cuán ciegos y cuán mundanos os habéis vuelto para no tomar conciencia de esto ya a la primera vista?! |
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