7. Algunos sucesos fortalecieron todavía más su manera de pensar; así que porque la demolición de algunos montes políticos salió bien, se atrevía a “subir al Himalaya”, ganándose con ello la confianza de todo el país. Esta confianza fue su ruina. 8. En una Reunión Nacional celebrada en Frankfurt vio el poder de su oratoria. Compartiendo el espíritu creado se regocijó con la victoria. Confiado, se dirigió rápidamente a Viena cuyo pueblo seguía sus ideas. Allí pretendió dar muerte a treinta gobernantes de una sola vez sin pensar en que Yo, aunque nada representara para él, tenía derecho a manifestarme antes que consumara su intento.
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