19. ¿Cómo hay que interpretar este proceso? En cierto sentido, los espíritus egoístas encapsulados en la materia son machacados junto con ella y separados a la fuerza unos de otros. Así pasan por un lavado, al que sigue el proceso del secado. A estas alturas se les añade la sal de la sabiduría y, preparados de esta manera, entrarán en perfecta unión en el fuego de mi Amor. ¿Comprendéis ahora estas relaciones? Veo que aún no las entendéis del todo, de modo que os lo aclararé aún más. 20. Cada una de las partes del mundo exterior, es decir, el mundo físico completo, corresponde al guijarro en bruto. Su pulverización es necesaria para formar posteriormente los diversos seres. El lavado de este polvo es la limpieza o ascenso progresivo a grados más elevadas de los espíritus encapsulados en la materia. El secado corresponde a la integración de los espíritus en una unidad, condición que ya se da en el hombre. La adición de sal es la concesión de la Luz de la Gracia al espíritu del hombre. Finalmente, la fundición en un crisol por el calor del fuego es la unificación de los espíritus entre sí con el fuego de mi Amor. Por la misma razón que la materia del crisol no puede combinarse antes de haber alcanzado la temperatura del fuego, tampoco los espíritus pueden unirse entre ellos y volverse eternamente sociables antes de que estén penetrados completamente por mi Amor, es decir, por Mí mismo. Escrito está en el Evangelio: “Sed perfectos, como el Padre Celestial es Perfecto”. Y: “...para que todos sean uno como Tú, Padre, y Yo”. Con estas dos citas se comprende el ejemplo aún mejor.
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