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Capítulo 2 El Sol Espiritual, Libro 1

La naturaleza entera es un evangelio del Orden divino

1. Aunque ya os lo he explicado en otras ocasiones, voy a repetirlo. Toda la naturaleza y cualquier posible actividad animal, y sobre todo humana, pueden servir de evangelio: esas relaciones manifiestan toda la maravillosa organización de mi Orden eterno. No hace falta buscar mucho para encontrar un ejemplo que pueda servir de analogía. Podéis serviros de cualquier cosa trivial; os aseguro que en cualquiera de ellas hay un evangelio tan acertado para aclarar cualquier relación espiritual, que os parecerá que la cosa elegida ha sido creada desde toda la eternidad exclusivamente con ese propósito. Como ya os dije, pondremos algunos ejemplos más hasta que podáis abordar el propio Sol espiritual. Veamos lo primero que se presente.

2. Fijaos en una casa. Conocéis las materias primas que se utilizan. Todas son materias brutas y amorfas que ya existen. Hay, entre otras, arcilla que sirve para cocer ladrillos, cal, arena, guijarros, madera bruta y barras de hierro. Hay montones de estos materiales en un desorden total y, aparte, una cisterna con agua. Semejante barullo tiene poca pinta de llegar a ser un buen día una casa bien hecha.

3. ¿Qué es lo que se hace? Vienen los ladrilleros y amasan la arcilla. Cuando está lo suficientemente espesa, hacen ladrillos. Y para que la masa se mezcle aún más intensamente, los cuecen al fuego, obteniendo la solidez y color que ya sabemos. El carpintero hace tablas de los troncos y les da la medida necesaria para la obra. Los herreros recortan las barras de hierro al tamaño preciso, etc.

4. Cuando toda la materia prima está preparada, viene el aparejador y marca el terreno según los planos. Los obreros cavan una zanja de cimentación, y los albañiles y sus ayudantes empiezan a trabajar activamente. Gracias al empeño de los obreros vemos cómo los materiales de construcción se convierten poco a poco en una impresionante obra en bruto. Cuando la misma llega a la altura prevista, entran en acción los carpinteros y pronto la construcción tiene un tejado. A medida que la obra avanza, los montones de materia prima van agotándose. Finalmente la casa es enlucida por dentro y por fuera. Luego vienen los vidrieros, los ebanistas, los cerrajeros, los pintores y el entarimador. Poco después la casa está terminada y lista para que la ocupen.

5. Si comparáis lo que visteis antes -el aspecto de todos los montones de materia prima bruta- con los que veis ahora -la preciosa casa terminada-, vuestras sensaciones serán totalmente distintas. ¿Qué es lo que realmente ha producido la diferencia? Sólo una disposición adecuada y la unificación en una sola unidad de la materia bruta y desordenada. Cuando antes os movíais entre los montones de materia bruta, vuestras sensaciones estaban en el mismo desorden. Cuando poco después la materia prima bruta fue tomando forma gracias al fuego y a las herramientas de los carpinteros, vuestras sensaciones empezaron a equilibrarse y ordenarse, porque ya podíais haceros más fácilmente a la idea que de toda aquella materia, ya preparada, muy bien podría salir una casa. Aunque todavía no podíais haceros una idea concreta sobre la misma.

6. Cuando visteis el plano de construcción en la mesa del aparejador, os quedó claro que podría ser un edificio bastante grande y vuestros sentimientos anteriores se hicieron bastantes más precisos. Más tarde, al ver la obra, os entraron ganas de contemplar la casa ya enteramente acabada. Y cuando os presentaron las habitaciones perfectamente terminadas, os quedasteis boquiabiertos. Y dijisteis maravillados: “¿Quién hubiera podido prever semejante metamorfosis viendo toda aquella materia bruta desordenada?”.

7. Las mismas relaciones se aplican a todo aquello que hasta ahora habéis visto en el Sol natural, aglomeración de materia que parece carecer de toda cohesión y unidad. Quien observe los habitantes del Sol y sus instalaciones, no podrá encontrar la menor relación entre ellos: sólo en lo espiritual van entrando poco a poco en un orden determinado. Desde tal orden resultará evidente cuál es el sublime camino al que todos deben su existencia. Todo tiende, en su interior, a un Ser único en el que, finalmente, podrá establecerse su orden perfecto y definitivo, y formar una sola unidad.

8. De modo que la verdadera terminación de la casa sólo la veremos en el Sol espiritual donde, con la máxima magnificencia, todos estos procesos de unificación se concentrarán en uno solo.

9. ¡Quién hubiera pensado que un ejemplo ordinario como este podía encerrar evangelio tan admirable! ¡Un evangelio que llamará la atención del observador sobre un orden con el cual ningún mortal hubiera soñado jamás!

10. En el Sol natural habéis visto cosas muy variadas: la enorme diversidad de todo lo que existe tanto sobre él como en su interior. ¿Y cómo se manifiesta todo ello?

11. Cada mirada que dirigís al Sol os da la respuesta: tiene una aureola impresionante e irradia una luz de gran intensidad.

12. Se realiza allí un proceso continuo de unificación de las muchas diversidades que, una vez hecho, produce efectos a distancias casi infinitas. No será necesario nombrar los innumerables efectos benéficos de la luz solar: cada día que pasa los pone de manifiesto.

13. Para que quedéis convencido de que cualquier cosa vista con la óptica adecuada puede servirnos para nuestro propósito, escoged vosotros mismos la primera cosa que os pase por la cabeza.

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