Ahora bien, a esta pregunta preliminar y no insignificante, un anciano —un verdadero y miserable dominador— empezó a contestar con muchos disparates y cosas insustanciales, que Yo no quiero repetir, porque entre otras cosas me llamó muchacho mal educado pues Yo ya sabía algo sobre «nacer de una mujer.» – Los Tres Días en el Templo, Capítulo 2, Párrafo 9
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